lunes, 16 de agosto de 2010

Capitulo 23: Recuerdos sobre ruedas

Amy llevó a los dos chicos al garaje de su casa y les dio un par de bicicletas viejas pintadas recientemente con colores llamativos y dibujos hippies.

-¿Os gustan? Son parte de mi colección- Sonrió y les mostró más bicicletas antiguas

-¿Cuántas bicicletas tienes ahora en total?-Miky pasaba un dedo por las bicicletas comprobando lo limpias y relucientes que estaban.

-Pues déjame ver… Unas treinta y ocho o treinta y nueve.

El garaje era grande, con las paredes pintadas en amarillo claro, las bicicletas eran como los cuadros de un museo.

Todas eran diferentes, cada una era original a su modo, como si cada una de ellas fuese una persona distinta.

Unas eran pequeñas, de forja blanca, parecidas a los bancos de los parques antiguos, otras moradas con motas blancas, como dálmatas, otras con rayas de colores, brillantes y llamativos y otras grises y apagadas.

La qué más destacaba era una bicicleta de pequeño tamaño, era la más sencilla de todas.

Era una bicicleta para niños, de color azul claro y una flor de plástico blanca en el manillar era su único adorno.

Nico se acercó a la bicicleta que se encontraba en el centro de la estancia.

-Esa era mi primera bicicleta- Amy sonreía y abrazaba la bicicleta- Y aquella era la última bici de Nico.

Una pequeña bicicleta en un rincón, apartada de todas las demás, de color verde y dibujos de coches de colores.

-Me gusta más esta bicicleta- Miky parecía avergonzado al recordar aquella bicicleta de niño pequeño.

-Bueno que os parece si vamos a dar una vuelta, no creo que querías estar aquí toda la tarde contemplando estos aparatos anticuados.

-¿De dónde las has sacado?-Nico parecía interesado en la pequeña bicicleta azul del centro del cuarto

-Todas eran bicicletas de la gente del pueblo, las ancianas me regalaron sus bicicletas de cuando eran niñas, los adultos de cuando eran adolescentes, los adolescentes de cuando eran niños y los niños de cuando eran bebés- Amy sonrió nuevamente señalando una bicicleta blanca- Esta era de mi abuela de Londres- La bicicleta era elegante, se notaba que debía de haber costado mucho y que ahora debía de ser una pieza de coleccionista- Y esta de mi abuela del pueblo- Señaló a una bicicleta tosca, antigua y mal hecha, de malos materiales y mala pintura revestida de varios colores.

-Esta era de mi madre- Miky señaló a una bicicleta rosa con una cestita de mimbre- Esta azul de mi padre, y aquella de dos asientos de cuando se casaron. Como puedes ver mi familia es una gran aficionada de la bicicleta.

El joven contempló por última vez las maravillosas reliquias guardadas como oro en paño mientras la puerta del garaje se cerraba.

-Vamos a la ciudad, Fer y Lidia están allí, los llamaré y quedaremos con ellos en media hora, así podremos llegar cómodamente a la ciudad.

La ciudad estaba a un cuarto de hora por un sendero recto y liso, medio a la sombra medio al sol, con árboles y flores, lagos y lagunas, y todo tipo de animales.

Un pequeño camino precioso para los pocos turistas que visitaban el pequeño hotel rural de la zona, con vistas privilegiadas del pueblo.

Los dueños eran gente muy amable y siempre dejaban que los niños hiciesen fotos para los trabajos de la escuela en sus instalaciones.

Llegaron al café antes de lo previsto, pero Fer y Lidia ya estaban tomando unos refrescos.

-¿Qué tal chicos?-Lidia se levantó y abrazó a Miky fuertemente- Cuánto tiempo- Soltó al joven unos segundo y puso una cara muy seria que no le pegaba nada- ¡Cómo te vuelvas a largar y no decirme nada por dejar escapar a tu hermana te juro que te mato, te mató!

Fer se rió y dio un apretón de manos muy formal al joven que miraba atónito a Lidia que imitaba como le mataría en la realidad.

-¿Queréis algo?- Una joven rubia preguntaba a Nico haciendo caso omiso a los demás chicos.

La joven debía tener la edad de Amy y llevaba un vestido apretado en la cintura que marcaba sus caderas, a pesar de ser una chica muy guapa no tenía nada que hacer frente a Amy.

-Yo una Coca-Cola gracias- Nico que se había fijado en la mirada golosa de la chica se acercó a Amy y la besó en los labios guiñándole un ojo- ¿Y vosotros?

-Yo un agua fría- Amy estaba muy sorprendida ante tal muestra de afecto.

-Yo nada, gracias-Miky se reía por lo bajo.

La chica rubia se iba mientras se bajaba el vestido a la rodilla y miraba a Amy con ira contenida.

-Aquí te traigo lo que has pedido-La joven Rubia sirvió las bebidas y dejó un papel sobre la mesa con un número de teléfono- Y esto es para ti- Dijo guiñándole un ojo.

Amy pasaba del tema, a pesar de “ser su novia”, no sentía celos de lo que la gente hiciese.

En cambio Nico era una persona muy fiel y confiable, harto de las indirectas de la joven cogió una de las revistas con su foto en la portada de un quiosco que había frente al café y se la mostró a la joven.

La joven quedó impresionada, al poco tiempo ya había como unas seis camareras más a su alrededor mirando al joven y a su pareja con perplejidad.

-¿Pero qué está pasando aquí?-Lidia miraba a los dos chicos con los ojos bien abiertos para no perder detalle- No me digáis que lo de ayer fue…

Miró la revista y su pregunta quedó resuelta.

-Mi pequeña Amy, my Little Amy, ¡Cómo te atreves!-Se reía cada vez que su vista se posaba en el joven que cada vez estaba más rojo, mientras que, al mirar a Amy que estaba enfurecida se le pasaban las ganas- Chico, si que tienes que tener paciencia para estar con ella.

Fer trataba de tranquilizar a Amy que consumía su furia en un puño alzado.

-¿Desean algo más?-Una señora mayor, delgada y estirada se hizo pasar entre la multitud de camareras- Y siento el espectáculo que ha montado mi nieta- Hizo una breve reverencia y miró hacía la joven rubia.

-No se preocupe- Amy sonrío cordialmente y miró a Nico que se disculpó también- Puede traernos ya la cuenta.

La señora trajo la cuenta en poco tiempo y los chicos comenzaron a hablar de todo lo que se había perdido Miky en los últimos años.

-Tendrías que ver cuando Amy comenzó a ser delegada- Fer sonreía al recordar- Fue corriendo a mi clase en mitad del horario escolar y la señora Matías la castigo a sacudir los borradores durante dos meses.

-Y cuando fuimos a ver una película romántica el año pasado se quedó dormida del aburrimiento y tuvieron que parar la película porque hablando en sueños dijo “Tengo un arma, que nadie se mueva”- Lidia se reía a borbotones y veía la mirada de Miky a su hermana.

-Pero también es estupenda- Nico le hecho una mirada cómplice a Amy- Fue la única que confío en mí cuando llegué aquí, a pesar de cómo les había tratado. Por cierto ¿Por qué lo hiciste?

-¿La verdad?

-La verdad.

-Bueno pues… Me pareciste mono, y como todos los delegados somos guapos me perico que pegabas- Se río pero continuo hablando- Es broma, es broma. Por tu modo de hablar supe que eras lo suficientemente inteligente como para no ser estúpido.

-Se nos han acaramelado los niños- Lidia imitaba junto a Fer la portada de la revista.

-¡Dejarnos en paz!- Dijeron los dos a coro.

-Me alegro de que todo siga igual

sábado, 14 de agosto de 2010

Capitulo 22: Familias

El día que había comenzado como el mejor se estaba transformando en un recuerdo de mentira y fotografías.

Amy apoyó su cabeza sobre los hombros de Nico y le abrazó a la altura de la cadera.

Las lágrimas seguían cayendo por los ojos de Nico, ya no quería guardarlas, quería que Amy las viese, que Miky las viese, que su madre las viese y se arrepintiera de haberle amargado toda su existencia.

Miky llegó jadeante, con las mejillas encarnadas y mantenía el equilibrio poniendo las manos sobre las rodillas mientras se sentaba.

-Nico, tu madre te busca, creo que sería mejor si fueses a verla.

-Acaso tengo yo la culpa- Sus palabras eran pequeños suspiros que salían levemente de su boca- Acaso es ella a la que le han amargado la vida, ¿verdad qué no?, no pienso volver, me iré con mi hermana, me lo propone siempre que hablamos y nunca había estado tan enfadado como para irme…

Sus ojos se posaron en Amy que se había quedado dormida, el pelo caía en cascada por su cara y solo dejaba ver un ojo cerrado y una parte del labio sonriente.

-No puedo, no puedo irme- Nico se puso las manos en la cara y volvió a comenzar a llorar.

-Ahora entiendes a tu hermana- Miky se movió hasta estar junto a Nico- No podía irse, pero tampoco quedarse, hizo que tu madre se hartara y cuando se fue ella se quedó.

Miky miró a Nico un segundo y cogió su cartera sacando el carnet de identidad.

-Claro está que tenemos un problema- Dijo señalando el carnet- Aún eres menor de edad. Y no te podrías quedar aquí solo- Miró a Amy y le acarició el pelo- Solo tendrías que dejarla un par de años, y tío, os conocéis desde hace un par de meses.

-No es eso Miky, bueno por una parte sí, pero realmente lo que me gusta de estar aquí es estar con gente que te trata como de la familia aunque no te conozca, nunca en mi vida he tenido tantos compañeros y amigos, nunca había podido salir de casa y que un montón de chicas y cámaras saltarán sobre mí.

-Nico, ve, Amy diría lo mismo, tienes que irte, si vuelves a la ciudad sabes lo que pasará.

Nico sacó su carnet y miró su fecha de nacimiento, ¿Qué podría hacer?, era menor de edad, y tenía que dejar el lugar en el que mas a gusto se había sentido nunca por unas fotos.

Unas fotos a las que, si no les haces caso, ni sabes que existen.

Amy abrió los ojos y vio a Nico observando el carnet, luego fijó sus ojos en Miky que le decía con la mirada que siguiese durmiendo, que él lo solucionaría todo, como cuando eran pequeños.

-No quiero seguir escondiéndome, quiero estar como estoy aquí, sin cámaras, salgo con mis amigos, voy a los centros comerciales, al cine, a patinar, de excursión, al colegio, y no me preocupa que alguien salga de entre los arbustos para sacarme fotos.

Estoy con gente a la que quiero, a la jora que quiero, hago mis deberes y tengo unos derechos.

¿Tú crees justo esta nueva fase de nuevo?

Volver a esconderme no es precisamente lo que deseo ¿sabes? No es precisamente el sueño de un chico de mi edad.

Amy miraba atónita a su hermano que se concentraba al máximo en las palabras de Nico.

-¡Miky!-Amy susurró para que Nico no le oyese-Me he perdido algo.

-No mucho tranquila-Nico bajaba la cabeza para mirar a Amy a los ojos-Siento estar molestándoos, lo siento mucho.

-A mí no me molesta en absoluto, en realidad me estaba gustando la historia- Miky sonreía cálidamente a Nico.

-Yo siento haberme dormido.

-Gracias. Creo que será mejor dejar este melodrama y divertirnos un poco ¿no creéis?

Amy y Miky se miraron unos segundos y asintieron despacio.

-No tengáis vergüenza, si yo hubiese sido vosotros me hubiese inventado una escusa y me hubiese ido. Gracias por escucharme y… Dormir

-Gracias a ti por no reñirme- Amy se sonrojaba por ser la única que se hubiese dormido en la conversación.

martes, 10 de agosto de 2010

Capitulo 21: Hermanos, cámaras y teléfonos

-Espera, te acompañamos.

Los tres jóvenes pasearon a la orilla del acantilado charlando sobre cosas triviales informando a Miky de cómo había cambiado su pueblo.

Miky parecía sorprendido con cualquier información que le daban Nico y su hermana por muy tonta que fuese, ese sentimiento de haberse perdido todo aquello le reconcomía pero sabía que la culpa de todo la tenían aquellos hombres que un día habían decidido llevárselo tal como así.

-Oye, que os parece venir mañana a comer a mi casa- Nico sonrió alegremente a sus compañeros y se volvió hacia ellos- Mañana vuelve la cocinera y preparará todos los platos que ha aprendido en sus vacaciones.

Estoy seguro de que no habrá ningún problema con ello.

Amy y Miky parecieron contentos con la idea. Tras aceptarla los tres prosiguieron con su camino.

-¿Qué es eso?-Miky señaló a la impresionante mansión de Nico rodeada de periodistas y fotógrafos.

Amy abrió mucho los ojos y comenzó un pequeño discurso de reprimenda dirigido a Nico que miraba atónito a la muchedumbre, observando ante todo a su madre intentando bajar del coche con las bolsas de la compra.

-¡Nicolás Miró!-Su madre se acercaba a ellos apretando los dientes que destacaban en su pintalabios rojo fuerte- ¿Qué significa esto?

Nicolás miró hacia Amy y se sonrojó, el color marfil de su cara se transformaba en un rojo que hacía resaltar su mirada triste.

Amy no era capaz de mirarla a los ojos y cogía la mano de su hermano con fuerza.

-Amy quisiera hablar contigo.

-Se puede saber que he hecho, solo quiero saberlo, por favor.

-No lo sabes, tu deberías saberlo más que nadie, sales en todas las portadas, Nicolás tenías que ver como se reían mis amigas del club de lectura, “¿sabes?” me decían todas “¿has visto a tu hijo con esa pueblerina?” se me caía la cara de vergüenza, hijo mío, ¿cuándo te he criado yo así? ¡Dime!

Su madre se tapó la cara con las manos en acto de vergüenza.

Nico sintió rabia hacia su madre, ¿quién era ella para decir con quién debía salir?, y aún peor, para criticar la persona que él había elegido.

Amy estaba asustada, no sabía como hacerse con el eco que un beso podía provocar, ¡Un simple beso!, su mente era todo un rompecabezas que amenazaba con irse esparciendo por la cabeza perdiendo cosas como podían ser su cordura, su sentido común o incluso amenazaba con tener miedo a enamorarse.

Era aún muy joven como para decir que estaba realmente enamorada, y temía no poder hacerlo nunca y menos aún si la persona de la que te has “enamorado” es alguien que sale en las revistas y en la televisión continuamente.

-Hijo mío, he hablado con tu padre y nos mudaremos en dos semanas- La madre de Nico destapó su cara unos instantes dejando ver el rímel corrido y el carmín se había difuminado- Lo tengo claro. No me harás pasar por algo así, no de nuevo. Sabes lo que hizo tu hermana y no volveré a pasar por ello. ¡Nuca!

-Ese es mi problema-La voz de Nico demostraba mucha rabia acumulada que salía a borbotones por su boca- Y que sepas que ella es feliz, algo que yo aún no he podido ser hasta mi llegada aquí. Ya sé cómo se siente, ¿por qué crees que se fue de casa? Ella, Martín y Lucía son felices- Sacó la cartera del bolsillo y dejó ver la foto de una joven pareja con un bebé en brazos.

-Nicolás, te ruego que me digas que esa foto es de una revista.

Nico bajó la cabeza en acto de negación, rápidamente cogió la mano de Amy y salió corriendo por la ladera.

Sus ojos estaban empapados de lágrimas e intentaba que Amy no se diese cuenta.

-¿Qué pasó con tu hermana?

-Nada que te interese saber.

-Nico, he dejado a mi hermano tirado, al cual no he visto en años porque ha estado secuestrado, exijo, al menos, una pequeña historia.

-Mi familia se mudó a un pueblo hará un par de años, mi hermana mayor se enamoró de un campesino, la prensa se enteró y mi madre se negó a la situación.

Cuando volvimos a la ciudad mi hermana cumplió la mayoría de edad, y volvió al pueblo, estudio periodismo y se casó con aquel chico, hace un mes tuvieron una hija, Lucía, yo no he podido conocerla, solo la he visto por la web Cam cuando hablo con mi hermana por internet.

No puedo ni usar el teléfono móvil, mi madre bloqueó el número en todos los números, incluido en el teléfono de mi hermana, y es el único método que tengo para hablar con ella y con Martín, su marido.

jueves, 5 de agosto de 2010

Capitulo 20: Miky

-¿Qué te apetece hacer hoy?

-Que raro, Nico sin nada que hacer. No te atreves a hablar con Amy ¿verdad?

-¡Fernando!

-Vale, vale. Pero hoy no puedo quedar. Miky vuelve hoy al pueblo y quería hablar con el antes de que lo secuestre su hermano.

Fer colgó el teléfono y Nico se sentó en la cama en una postura pensativa.

-¡Mama, me voy a dar una vuelta!

-No vuelvas tarde, Gloria no está y te toca cocinar.

Nico salio a la calle y comenzó a caminar por las afueras del pueblo.

El río donde había conocido a sus nuevos amigos estaba en absoluto silencio.

Nico se fijó en un joven que debía ser un año menor que él, el joven tenía los ojos azules y el pelo de color miel.

En ese momento no era capaz de reconocer a quien se le parecía, pero le sonaba mucho su aspecto.

-Disculpa, ¿Sabrías llevarme a casa de Amy y Brian?

-Sí, sígueme.

El silencio reino durante unos segundos que se hacían eternos.

-Soy Miky, tú debes ser Nico.

-Sí, ¿Cómo sabes mi nombre?

-Brian me ha hablado mucho sobre ti.

-¿Conoces a Brian?

-Hombre, algo he de conocerlo, como que somos hermanos.

-¿¡Qué!? Amy nunca había comentado tener un hermano, además en la historia del nombre y eso comentó que su primer hijo debía llamarse Brian o algo así.

El joven comenzó a reírse.

-Si que te llevas bien con mi hermana. Verás Amy y yo somos gemelos. Mi madre se negó a hacer caso absoluto a mi abuela, así que decidió que si le hacía caso lo haría por partes. Mi otra abuela quería que me llamase Miguel así que hicieron un retoque más inglés y me pusieron Miky.

-Y que a mi me llamasen Nico porque como no sabían que nombre ponerme me pusieron el de mi médico.

Los dos chicos comenzaron a reírse hasta caer al suelo.

-Y mi hermana ya hablado contigo.

-¿Por qué tendría que hacerlo?

Miky rebuscó en su maleta para sacar una revista.

-La compré en el aeropuerto al ver que salía ella.

Nico la observó con asombro, en ella salía una foto de su beso con Amy, miró hacia Miky con incredulidad.

-No te ha dicho nada aún, eso a debido ser que no te a encontrado. Te va a matar. Me llamo expresamente para decírmelo.

-Supongo que tu hermana es algo testaruda.

-Más que eso.

El joven miró el suelo y jugueteó durante un tiempo con las briznas de hierba, respiraba suavemente entre pequeños suspiros de derrota.

-Puedo contarte una cosa, no es de gran importancia pero necesito contársela a alguien.

-Claro.

-Hará dos años un ojeador vino al pueblo, yo jugaba en el equipo de futbol del colegio. El ojeador se me acercó y me preguntó si me gustaría hablar con él un segundo.

Yo me negué y corrí hacia el colegio, ese día era muy importante para mi hermana, era el día de su pequeño debut, y estaba muy ilusionada.

Cuando estaba tras…

-La secuestraron, esa parte ya me la ha contado, pero que tienes tú que ver en ella.

-Yo vi como se la llevaban, corrí hacia el coche en el que pretendían llevársela pero no contaba con otros dos hombres que me encerraron en el maletero del vehículo con ella.

Los días pasaban en una pequeña habitación mohosa, uno de esos días salio el edificio en el que estábamos secuestrados.

Los hombres decidieron dejarla allí junto a uno de ellos y los otros se quedarían conmigo y me llevarían a algún otro lugar.

Yo le dije a Amy que pasase lo que pasase nunca se preocupara de mí, puesto que si la volvía a ver no le hablaría.

Hace un par de meses me encontraron en un piso en L.A y he estado junto a mi abogado un par de meses desde el secuestro para el juicio.

Comencé a hablar con Brian y Amy por carta y teléfono y vuelco en escena.

Nico pensó en lo valiente que habría tenido que ser durante los seis años de cautiverio con aquellos desconocidos y lo parecido que era a Amy.

Los dos tercos, despreocupados y sonrientes en todo momento.

Y ahora sabía porque Amy siempre quería estar alegre, para cumplir la promesa que había hecho a su hermano.

-Me alegro de haberte conocido. Tu y tu hermana sois muy parecidos, la conozco desde hace poco tiempo pero ya…

-La has besado.

-¡No era eso! Ya sé que es una persona de la deberías enorgullecerte de conocer.

-Lo sé, pero me gustaba más lo otro.

-Eres clavado a tu hermana.

-¡Verdad!

Amy apareció de la nada y lo dijo a coro con Miky que sonreía alegremente.

-Mejor os dejo aquí voy a hablar con el que hizo estas fotos.

-Nico, ¿sabías que aparecemos en una revista?

Amy le mostró la revista mirando hacia otro lado.

-No, como mínimo en dos.

Tomó la revista y le mostró la otra.

-Nos vemos

martes, 3 de agosto de 2010

Cpaitulo 19: Las revistas de la abuela

El pueblo estaba en absoluto silencio aquella mañana.

Algunas de las ancianas del pueblo (las que se sabía que se podía confiar en ellas) sabían lo que le había pasado a la honorable hija del alcalde.

En esos momentos del alba Dña. Elisa y Dña. Margarita salían de casa para ir a la huerta que cuidaban a las afueras de la ciudad.

Las dos ancianas eran unas personas agradables y divertidas, que se solían encargar de los niños pequeños cuando sus padres iban a trabajar y no tenían a quien dejárselos.

Todo el pueblo las quería y admiraba por su labor social, ya que también ayudaban en una asociación contra el maltrato de animales.

Ese día las dos ancianas charlaban alegremente sobre lo sucedido.

-No me puedo creer que Soraya y Carlos sean de la misma familia. Él es tan alegre y bueno y ella tan frívola y desagradecida.

-Es que, Elisa, sus padres no la dejaron quedarse con nosotras, y ya ves, Carlos pasó dos meses con nosotras y es un niño de bueno. Todo gracias a nosotras.

-Deja de echarte rosas mi querida mujer, que tu no tienes el mérito. El merito lo tiene el jovencito que con esa familia se a forjado una reputación, a llegado a lo más alto de su clase y tiene unos amigos estupendos.

-Elisa, y tu has conocido al nuevo muchacho, no sé como se llama, pero es un chico muy guapo.

-Ah, tu hablas de Nicolás, Amy y Lidia son muy amigas suyas, y también se lleva bien con mi nieto Fernando. Margarita, que suerte que tenemos de que en el pueblo haya jóvenes como estos.

Amy salía de casa para dar su paseo mañanero cuando las vio.

-Buenos días. ¿Qué tal están?

-Muy bien hija, algo mayores ya sabes…- Margarita comenzó a rebuscar en su bolso y sacó una revista del corazón- Toma, me la a dado el quiosquero para vuestro trabajo de lengua.

-Gracias.

Las ancianas siguieron su viaje contándose viejas anécdotas sobre los padres de los actuales jóvenes y sus travesuras.

Amy comenzó a leer la revista por aburrimiento cuando se sentó en el porche de la casa.

Leyó el título un par de veces para asegurarse de lo que sus ojos veían era verdad.

“El hijo de los Miró sale con una campesina”

Bajo el titular aparecía una foto de cuando Nico la había besado.

Abrió la revista y prosiguió leyendo el artículo.

Él joven fue visto ayer en la fiesta de cumpleaños del pequeño Dan con esta jovencita un año menor que él.

Nadie se esperaba que pudiese salir con una campesina de un status social mucho más bajo que el suyo y menos llevarla a un acto social.

Los padres del cumpleañero aseguran que es una joven muy agradable y educada, pero no opina lo mismo una compañera de su escuela.

-Es fría, nunca habla contigo directamente. Prefiere ridiculizarse antes de eso.

Amy dejó la revista en el suelo y corrió hasta su habitación.

Brian jugaba con un oso de peluche y sonrió al ver a su hermana.

-Tengo una buena noticia.

-¿Cuál?- Amy estaba desesperada por lo que acababa de leer, no sabía como reaccionar.

-Miky vuelve mañana- El niño sonrió aun más dejando el osito de lado.- No pareces contenta.

-Si que lo estoy y mucho, gracias por decírmelo Brian, gracias de veras.

Amy se agachó para abrazar a Brian evitando que sintiese sus lágrimas

Capitulo 18: Beber... lo que no es agua

-Puedes venir un segundo.

Nico cogió la mano de Amy y la llevó hacía una de las terrazas de la planta superior.

La noche se extendía un misterioso manto negruzco entre las pequeñas plantas de colores que decoraban el elegante lugar.

-¿Qué pasa?-Amy se apoyó en la barandilla para poder contemplar mejor el cielo.

Nico la obligó a girarse y aparto sus cabellos de la cara. Su rostro comenzó a acercarse al de ella hasta el punto de posar sus labios contra los de la joven.

Amy cerró los ojos en un intento de razonar la situación en la que se encontraba.

Ella, la chica buena que no era muy admirada entre sus compañeras de clase debido a la envidia que sentían hacia su inteligencia y belleza se encontraba junto al chico nuevo, el guapo al que todas las chicas, madres e hijas, gustaba.

Fer se acercó a la puerta y vio a los dos jóvenes, decidió no intervenir y volvió junto a Lidia con una pequeña sonrisa.

-¿Dónde están?-Lidia posaba su brazo sobre los hombros de Fer en un intento de provocarle.

-Mañana hablaremos con Amy en la ciudad y supongo que ella te lo contará.

Lidia pareció no estar satisfecha con la respuesta y le miró con ojos suplicantes-No te lo diré.

Amy apartó a Nico para hablar con él

-¿Por qué?

-No entiendo tu pregunta.

-¿Por qué yo?

-Pues…Supongo que porque eres más rara que las demás chicas, eres diferente, y eres la única que a pesar de mi actuación del primer día siguió intentando acercarme a un grupo…

-Porque eres la mejor.

Fer acabó la frase y se acercó a ellos, Lidia estaba extrañada ¿qué había pasado en su ausencia?

Amy se acercó a ellos y les dio un abrazo para esconder que estaba llorando, las lágrimas de alegría resbalaban por sus ojos formando un pequeño río de lágrimas saladas.

-¿Pero qué ha pasado?- Lidia daba pequeñas patadas al suelo de forma desafiante.

-Mejor te lo cuento mañana.

En ese mismo instante Dan apareció en escena con Soraya entre sus brazos.

-¿Qué le pasa?-Nico se acercó para ayudarle a acomodarla sobre una butaca.

-Se ha bebido hasta el agua de los floreros, se confundió y ha estado bebiendo alcohol toda la noche.

Amy se llevó las manos a la cara.

-Sus padre nos matará-Fer se acercó a Amy con el ceño fruncido y los brazos en jarras y mojó la cara de la pequeña bella durmiente con agua fresca.

Los chicos pensaron en silencio unos segundos eternos hasta que a Dan se le ocurrió una idea.

-Y si decís que ha dormido en casa de una de vosotras.

-No-Lidia agitó las manos para exagerar su respuesta- Su padre sabe que nos odia y si le decimos eso seguramente pensará que se ha ido a casa de Nico.

-Pero y si le decimos que duerme en mi casa- Dan miró a Nico con una sonrisa-Vicky nos ayudará- se giró hacia los otros chicos- Tengo una hermana un año menor llamada Victoria, ella podría llamar a su padre y decirle que se llevan tan bien que quiere que Soraya se quede aquí a dormir.

-Buena idea Dan, si es que cuando te da por pensar…

-¿Qué querías decir con eso, Nico?

-Nada, nada.

lunes, 26 de julio de 2010

Capitulo 17: La Fiesta 1

La noche cubrió el cielo con un manto de estrellas luminosas.

Amy miraba por la ventana sin pestañear, esa noche era la más bonita que podía haber observado en muchos años.

-Amy baja, rápido- Su madre gritaba desde la cocina. Llevaba allí todo el día con la cámara de fotos en la mano esperando a la llegada de Nico.

Nico la esperaba en la puerta y jugueteaba cambiando el peso de su cuerpo de un lado a otro.

-Estás genial.- Dijo con una pequeña sonrisa.

Amy llevaba un corsé de color rosa y con el dibujo de una pequeña enredadera de color negro que surcaba el corsé con bellos dibujos y un faldón de tul del mismo color.

El pelo recogido en un inútil moño puesto que el cabello iba cayéndole poco a poco en cascada por la espalda.

-Foto.- Su madre no esperó a los chicos y empezó a hacer su particular reportaje fotográfico sacando incluso a Brian mirando la televisión sin darse cuenta.

-Creo que debemos irnos mama.

Los dos chicos salieron entre risas.

-Tengo un par de sorpresas.

-No me gustan las sorpresas- Amy estaba algo asustada- Te lo digo en serio. Odio las sorpresas.

-No conoces las mías.

Nico le recogió el pelo en un moño de nuevo y la condució hasta un gran coche aparcado en la vuelta de la esquina.

-Sorpresa número uno, limusina privada. ¿No es tan mala, verdad?

Amy sonrió levemente aun asustada por lo que podría pasarle en la siguiente “sorpresa”.

Entró en la limusina donde ya esperaban todos los demás.

-¡Felicidades!-Dijeron todos en excepción de Soraya.

-Y segunda sorpresa- Dijo Nico entregándole una bolsa con diversos paquetes de brillantes colores.

Amy abrió el primero, el de Lidia. Era una pluma de color lavanda con una inscripción en el metal cobrizo.

Para que te acuerdes de llevar un bolígrafo encima siempre.

El segundo fue el de Fer, un hermoso lienzo con una imagen de todos los delegados, Lidia y Fer a óleo.

Y el tercero el de Nico, una pulsera de Pandora con abalorios relacionado con lo sucedido desde su llegada: una limusina, un examen, un cuchillito, un copo de nieve, unos esquís, un despertador…

-Gracias-Amy aguantaba las lágrimas que ya humedecían sus ojos- ¿Cómo has sabido cuando era mi cumpleaños?

-En el viaje lo dijiste en sueños. Y no fue lo único- Esbozó una gran sonrisa pícara que hizo reaccionar a Amy en el momento.

-¿Qué dije?

-Ah.

El coche frenó frente a una mansión inmensa y llena de coches aparcados en los jardines.

-Mí querida Amy- Dan abría la puerta a los jóvenes que salieron de uno en uno del vehículo.

-Soy Soraya- La chica empujó a Amy y se apresuró a presentarse al apuesto muchacho.

-Soraya… Me gusta… ese nombre- El muchacho analizaba a la pequeña jovencita. No igualaba la belleza de Amy pero le podía servir.

-Por aquí, por favor.

Los otros chicos siguieron hablando en el jardín haciendo caso omiso a lo que Dan decía hasta que comenzó a refrescar.

-Será mejor entrar-Comenzó Fer- Quiero ver si puede romper un pedacito de tarta con el cuchillito que vi antes. Será divertido

En efecto, fue más que divertido. Verle cortar la tarta con un cuchillo de plástico por miedo a que pudiese cortarse y hacer que uno de sus guardaespaldas soplara las velas por él por miedo a quemarse hizo soltar alguna carcajada a más de uno.

-Mirad lo que pudo hacer- Lidia se situó tras Dan en un momento en que sus guardaespaldas se encontraban ausentes y le empujó por las escaleras cayendo sobre uno de sus pasteles de cumpleaños.

-¿Quién ha sido?

La gente no contestó aunque si se rió mucho.

-Estás bien-Soraya ayudo a recoger a Dan- Ha sido esa Lidia, no deberías haberla invitado

Lidia se volvió hacia ellos e izo una reverencia.

-Usted, principito, no cree que soy fantástica.

Todos los invitados se rieron por lo bajo, algo que no gustó a Dan que salió enfadado de la estancia.

domingo, 25 de julio de 2010

Capitulo 16: Vestidos

La mañana siguiente a su regreso Amy se despertó temprano. Su despertador no marcaba más de las seis.

Acabó un libro para despejarse y después se levantó de la cama de un salto.

“¡CUMPLEAÑOS! Y ¡FIESTA!” Pensó en un arrebato de alegría.

Subió escaleras arriba al pequeño desván de la casa.

Era una habitación de pequeño tamaño recubierta de paneles de madera de color claro.

Amy se dirigió a un cofre antiguo de pequeño tamaño y comenzó a sacar ropa antigua.

Recogió un corsé y una falda y bajó las escaleras muy alegre.

-Cariño, ven a la cocina.

Su madre ya se había levantado y la esperaba en la cocina con un paquete entre las manos.

-Espero que te guste.

Era un bonito colgante con una llave de color azul como único adorno.

-Es una bici, tranquilízate- Brian comía un Cola-Cao mientras le daba un dibujo a Amy- Y esto es un dibujo de tu bici.

Amy salio al pequeño jardín del porche, ahí se encontraba una bicicleta de color lavanda, su favorito, y con estrellas pequeñas en un tono un poco más oscuro.

Se agachó para recoger un pequeño sobre que yacía bajo las ruedas de la bicicleta.

La carta decía:

Querido/a acompañante de: Nico.

Estoy más que encantado de contar contigo/usted en la celebración de mi 18º cumpleaños.

No se preocupe en el regalo puesto que no espero mucho de un desconocido.

Todos mis recuerdos y saludos.

Dan García Pak

Amy quedo estupefacta ante aquella carta. Quién sería tan estúpido como para escribir una carta como aquella.

-¡Qué estúpido!-Gritó tan alto como pudo.

-Lo sabemos.

Amy dio un brinco del susto. Lidia y Fer estaban sentados frente a la puerta de entrada jugueteando con un gato callejero.

-Me habéis asustado.

-Te necesito- Lidia se levantó y apoyó su mano sobre la cabeza de Fer- Fer no es la mejor ayuda para escoger un vestido.

-Y será culp0a mía.

-Claro.

Los tres chicos se rieron mientras entraban en la casa y subían al cuarto de Amy.

-Cojo unas cosas y ya nos vamos.

Lidia y Fer se sentaron sobre la mullida cama almidonada.

-Ya tienes vestido- Dijo Lidia mientras comenzaba a ojear una revista de moda que llevaba en el gigante bolso.

-Claro, el rosa que te enseñaba de pequeña- Amy volvió a sus amigos junto a un bolso del color de su blusa.

-Parecerás una princesa de un siglo pasado- Lidia sonreía, sabia el aprecio que tenía Amy a ese vestido.

-Y tanto os importa un vestido- Fer se tumbo en la cama cansado de hablar de ropa durante varias horas.

-Creo, Fer, que no os hará falta ir de compras- La madre de Amy estaba apoyada en el marco de la puerta con una caja entre las manos.

-¡Enserio!-Fer parecía encantado con la idea.

La madre de Amy ofreció la caja a Lidia que la abrió con sumo cuidado.

Sacó un vestido largo de color azul y un collar de Amy de perlitas y con una flor blanca a uno de los lados.

-Es perfecto- Fer levantaba el vestido con una sonrisa.- Te quedará fantástico. ¿Ahora podemos ir a jugar al baloncesto?

-Claro.

Las chicas se fueron con un par de bocadillos para comer en el parque y dejar que el pobre Fer se divirtiera un poco

sábado, 24 de julio de 2010

Capitulo 15: Cumpleaños

A la mañana siguiente Lidia y Amy bajaron temprano para ir a dar una vuelta por los parajes helados.

-¿Qué te parecería ir a un baile de máscaras al volver del viaje?- Amy estaba muy ilusionada por ir al baile.

-Eso no es lo que le había prometido Nico a Soraya. No deja de repetir que el famosísimo Nicolás Miró va a llevarla al baile de máscaras del millonario más famoso aún Dan García. Y que saldrá en todas las revistas con el vestido azul que le regaló su madre por su cumpleaños.

-¡Cómo habla esta chica!-Amy había quedado plasmada por toda la información que acababa de recitar Lidia de carrerilla.

-¡Qué va!-Lidia hablaba con el tono más sarcástico que le salió- ¿Y como vas a celebrar tu cumpleaños este año?

El cumpleaños de Amy caía justo el mismo día que la fiesta de máscaras. Esa era la razón de las ansias de Amy por el comienzo de esa fecha.

-¿No te lo estoy diciendo? Ir a un baile de máscaras. Nico solo irá si vamos nosotras y Fer y sería genial celebrar tu cumpleaños aprovechándote del súper-cumpleaños de otro.

Las dos chicas comenzaron a reír. Celebrar una fiesta en un pueblo nunca resultaba un plan muy prometedor.

Además, intentar hacer una fiesta sorpresa era imposible porque siempre alguien ajeno acababa contándoselo al cumpleañero/a.

-Me parece un plan divertido- Lidia quería ver la cara de Soraya al verla aparecer….-Tengo un plan. Como en esos bailes van de dos en dos. Yo iré junto a Fer, que es más bajito y llego mejor y tú junto a Nico. Así se vera obligada a ir con el cumpleañero y nosotros nos divertiremos a nuestra manera.

Lidia mostró un de sus pícaras sonrisas. Además lo de escoger a Fer como pareja le parecía una idea perfecta. Lidia no era muy alta que digamos, e ir junto a Nico la haría parecer David el Nomo.

-¿Y ya sabes que me vas a regalar?-Amy se acercaba a Lidia con ojos suplicantes. No le gustaban nada las sorpresas y sentía curiosidad por saber el regalo.

-Claro…- Lidia no pudo contener el sarcasmo. Era parte de su personalidad.

-No te habías acordado- Amy no estaba enfadada, si no divertida por los olvidos de su amiga.

Un año le acabo regalando una pluma de color azul claro que Amy le había regalado a ella el año anterior. Lidia no gozaba de mucha memoria-Me conformo con no habértelo regalado yo.

Las dos se hacharon a reír.

-¿Qué habláis chicas?-Fer se echó hacia delante para pegar su nariz contra la de Lidia.

-Hablar de mi cumpleaños.

-¡Es verdad! Nico me acaba de invitar a un baile de un amigo suyo y le he dicho que sí. Voy a decirle que no puedo ahora mismo.

Lidia le sujetó por el cuello de la camisa.

-Nosotras también vamos, estate tranquilo.

-Oye- Lidia se pasó la mano por la barriga.- Tengo hambre… ¡Vamos a desayunar!

Los días volvieron a pasar como una ráfaga de viento. Rápidos y sin mirar atrás.

Lucy volvió a la habitación el último día aunque no podía salir del hotel.

Amy aprendió a esquiar en tan solo un par de horas.

Lidia acabó por comerse el desayuno de tres de sus compañeras de habitación cada mañana.

Y el profesor de inglés fue tirado colina abajo como un millón de veces.

Es decir. Un viaje inolvidable

jueves, 22 de julio de 2010

Capitulo 14: Lucy siempre da problemas

La noche cayó muy deprisa. La gente ya estaba dentro del hotel esperando noticias de Lucy mucho antes, pero no habían conseguido gran cosa, tan solo que estaba estable y que tenía un tobillo roto.

Amy daba vueltas en la cama, Nico se había dormido hacia un par de horas antes y Amy no tenía ni sueño ni cosas que hacer.

Se levantó y se dirigió a la enfermería para ver a Lucy.

-Carlos ¿que haces aquí?

El joven se levantó de la silla que había al lado de la puerta de Lucy, tenía los ojos hinchados de haber estado llorando y aún no llevaba puesto el pijama.

-Ha habido malas noticias. Samuel y Robert están dentro- Las lágrimas se acumulaban en sus ojos sin acabar de caer-A mi no me han dejado entrar, dicen que soy demasiado pequeño.

Amy entró decidida en la sala, una enfermera salía llorando en aquel mismo instante.

-¿Qué pasa?- Samuel estaba frente a la cama de Lucy y sujetaba su mano para medir el pulso.

-La perdemos- Robert gritaba, nunca lloraba. Nadie le había visto nunca histérico hasta aquel momento.

Amy se sentó en el suelo con las manos en la cara. Samuel se acercó a ella y puso la mano sobre su hombro.

-No habíamos visto una herida que tenía en la cabeza. Ha perdido mucha sangre- Samuel intentaba estar tranquilo pero su voz desvelaba que no lo estaba.-Sus padres vienen de camino, pero podrían tardar horas en llegar y necesita una transfusión de sangre, y ya conoces a Lucy-Su rostro forzó una sonrisa- es rara incluso para la sangre.

Quien iba a imaginar que la vida de la pequeña Lucy pendería de un hilo en un momento como ese.

-Solo hay una persona con ese tipo de sangre, la hermana de Carlos y ella se niega.- Samuel había borrado la sonrisa de su cara y volvía a mirar el pulso de Lucy.

-Yo iré a convencerla-Amy se levantó del suelo con ayuda de las manos y estiró el camisón.

Corrió por las escaleras sin acordarse si quiera que Carlos siguiera en la puerta sin saber lo que pasaba.

Comenzó a aporrear la puerta del cuarto de Soraya.

-¿Qué pasa?- Soraya llevaba el pelo en un moño y una camiseta del Hard Rock como camisón.

-Necesitamos que dones sangre. Eres la única que puede darle sangre.

-¿Y para qué la quiere? –Soraya puso una maliciosa sonrisa en el rostro.

-¡Se está muriendo!-Amy comenzó a llorar y se desplomo en el suelo.

Soraya había empalidecido en ese instante, pero no cedió.

-¿Y qué conseguiría yo?

-Lo que quieras, haré lo que me pidas, pero por favor ve a la enfermería.

Soraya comenzó a bajar los escalones.

-Tendrás que hacer que Nico salga conmigo cuando volvamos al pueblo.

Eso no costaría mucho trabajo. Nico accedería siempre que supiese el porqué de esa situación

“Iré ahora mismo a decírselo” pensó Amy.

-¡Amy! Por fin te encuentro- Nico corría hacía ella llorando-Me asustaste.

-¿Y eso?

-Acabo de estar en todas las habitaciones y no te habían visto en ninguna. Te dejaste la puerta abierta al irte y comencé a pensar que… Déjalo ¿qué haces aquí?

Amy comenzó a llorar.

-Lucy esta muy grave, necesita sangre y solo Soraya puede dársela.

-Mucho me estaña que Soraya haya ido a darle sangre. La vi bajando las escaleras.

-Bueno… Le dije que saldrías con ella al volver del viaje.

Nico frunció el ceño pero comprendió por qué Amy le había dicho eso a Soraya, sabía que Amy nunca dejaría que un amigo sufriese porque sí.

-Lo haré. Tengo que ir a un baile de máscaras al volver, el cumpleaños de Dan. Se la encasquetaré a él. Pero tú, Fer y Lidia vendréis conmigo.

Amy sonrió, pensó en lo divertido que sería ver como el acosador es acosado por Soraya.

-Ahora-Siguió Nico-Iremos a ver como está Lucy

martes, 20 de julio de 2010

Capitulo 13: La mala suerte

Al cabo de un tiempo los dos chicos salieron de la habitación en silencio.

Amy no dejaba de dar vueltas al asunto. Y si Nico se iba de la lengua y contaba a alguien lo sucedido.

-¿Amy?-Nico parecía tranquilo. No sabía el porqué del enfado de Amy-¿Puedo hacerte una pregunta?

Amy le miró directamente a los ojos. El chico la miraba con ojos suplicantes y sin mala fe. Amy recordó a Brian cuando le preguntaba algo que no llegaba a comprender del todo.

-Claro- Dijo casi en un suspiro.

-¿Por qué no quieres que te oiga cantar? Recuerdo que Lidia comentó que tu nombre aparecía en el cordón del otro día a causa de un recital y uniendo las piezas, supongo que sería de canto. Si no me lo quieres contar no te preocupes.

Amy vaciló unos instantes, Nico tenía exactamente la mirada de Brian en aquellos instantes. Ella sabía que podía contar con él, por ahora nunca la había fallado. Pensándolo habían pasado juntos la mayor parte del tiempo durante las últimas semanas y nunca se había negado a ayudarla.

-Verás yo debía tener unos diez, doce años cuando ocurrió. Era el día del festival, todo el mundo corrió al escenario pero yo sentí pánico y cambie el turno a otra compañera. Estaba en el camerino cogiendo unas partituras cuando….

Una chica interrumpió a Amy. Por su altura debía ser de primero.

-¿Habéis visto a Lucy?-Preguntó la muchacha asustada-La he perdido

-No- Nico se agacho un poco y puso su mano sobre el hombre de la chica.-No te preocupes. Conociéndola habrá ido detrás de algún animal o estará “investigando” a algún chico.

La joven pareció satisfecha con la respuesta y se fue a largos pasos.

-Me secuestraron.

Nico recordó de pronto la conversación.

La voz de Amy había pasado a ser un susurro casi imperceptible para el joven que ahora la miraba aterrado.

-Lo siento- Musitó sin aún reaccionar del todo.

-No pasa nada. De todos modos estoy a salvo ¿no?-Sonrió y dio la espalda al chico- Dejemos el esquí para mañana. Hoy seré yo la que te enseñe.

Amy fue a recoger el material a un pequeño puesto situado en la puerta del hotel.

-¿Qué es eso?-Nico señalaba dos tablas de colores vivos que Amy llevaba como podía sobre los brazos.

-Haremos snowboard- Dijo dejando las tablas en el suelo.- Te dije que no sabía esquiar pero sí que se hacer snow.

Amy puso los pies sobre los soportes y bajó la colina nevada haciendo gráciles movimientos hasta el final.

-¡Inténtalo!

Nico no lo consiguió y callo formando una bola de nieve alrededor de su cuerpo.

La nieve era suave y fría, pero de todos modos era reconfortable y se sentía calentito.

Lidia apareció de la nada con los ojos húmedos y la respiración muy alterada.

Intentó controlarla y después de unos instantes dijo.

-Lucy ha desaparecido-Ahora no pudo contener las lágrimas- Creemos que ha podido caer en una colina cerrada al paso. La valla estaba rota y encontramos su móvil en mitad del camino. Lo peligroso es que al final hay un barranco escondido por la niebla.

Amy calló al suelo y abrazó sus rodillas. Las lágrimas recorrían su cara.

El silencio fue largo. Lidia seguía llorando y Nico no sabía como consolarlas.

Se sentó al lado de Amy y la atrajo hacia sí, acariciando suavemente sus cabellos.

-Voy a ir a buscarla- Dijo de inmediato.- No me puedo quedar aquí.

-Hay cientos de personas buscándola- Anunció Lidia-No nos dejan acercarnos al terreno. Dicen que es peligroso y molestaríamos al equipo de emergencias.

Soraya hizo su aparición en escena. Llevaba los cabellos recogidos en una coleta e iba con un mono de esquí muy ceñido en la cintura.

-Os dije que esa estúpida no puede venir con nosotros. No os contaron lo que hizo en el viaje que hizo el año pasado con primaria.

-No fue ella-Amy se levantó. Seguía llorando pero ahora las lágrimas eran de rabia.

-¿Puedo saber qué paso?-Nico no comprendía porque Amy lloraba por algo así.

-El año pasado los alumnos de primaria no pudieron quedarse de vacaciones nada más que dos días.-Lidia se tapó la cara con las manos- Alguien robó el dinero a las profesoras. Aparte de ellas había dos chicas en su habitación. Lucy y Soraya.

-¿Y quién nos dice que no fuiste tú?- Amy se puso aún más furiosa.

-Lucy era la delegada de 6º de primaria. Desde 1º de primaria hay un delegado que no se cambia al menos que sea por votación popular-Lidia se destapó la cara y miró hacia Soraya con una sonrisa- A Lucy la castigaron debidamente y ella aceptó el castigo aún sabiendo que no había sido ella. Tú en cambio te negaste y el castigo lo pusimos nosotros.

-¿Cómo?- Nico estaba interesado. No conocía tan bien a Lucy como ellas pero sabía que era imposible que hiciese algo así. Lucy destacaba por dos cosas: era muy divertida y muy honesta.

-Le quitamos el puesto y la clase decidió que fuese Amy la delegada.

Soraya se ruborizó por la cólera que recorría su cuerpo.

-De todos modos voy a ir a buscarla-Dijo Nico en un intento de canjar el tema.

Y se fue dando pasos largos y decididos.

Amy aún seguía llorando y se había vuelto a sentar en la nieve. Jugueteaba con la nieve que yacía bajo sus manos en un intento de olvidarse de todo.

Estaba enfadada, asustada… Lucy era la más infantil del grupo. Siempre estaba jugando con algún chisme y daba las ideas más disparatadas. Para sus compañeros era una fiel amiga. Pero para los delegados era como una hija puesto que siempre andaban cuidando de ella.

-¡Amy!-Lidia daba saltos y cogía de la mano de Amy para intentar levantarla-¡Amy! ¡Amy!- No cesaba de decir.

Dos chicos llevaban a una pequeña chica en brazos.

Amy comenzó a analizar. Pelo rojizo, muy corto y en punta. Con la cara pálida y rasgos puntiagudos (orejas puntiagudas y nariz puntiaguda) Como un pequeño duende. Eso quería decir… ¡LUCY!